Es el primer día en Togliatti. La expedición del Balonmano Bera Bera culminó ayer un viaje de 13 horas. Salió del hotel en Barajas a las 9 horas, a las 11,25 horas tomó el vuelo Madrid-Moscú y a las cinco horas alcanzó la capital rusa. Una vez pasado los correspondientes controles de pasaportes y visados y tras volver a facturar el equipaje hacia Samara, hubo tiempo para tomar una cerveza, comer algo en el aeropuerto y proponer el #ladacongelada para el twitter.
Otra horita más en el avión y el Bera Bera palpó el frío de Samara a pie de pista. El autobús del rival de mañana, el Lada Togliatti, esperaba en el exterior. Nieve alrededor, carretera con capa de hielo pero el autobús enfiló carretera Togliatti sin rechistar. A las 1,50 de la madrugada rusa -22,50 en Euskadi- Balonmano Bera Bera llegó al hotel.
Esta mañana la mayoría ha preferido descansar en sus habitaciones. Después de comer hay sesión de vídeo y a las 18 horas –local- entrenamiento en el pabellón donde se disputa el partido mañana -17 horas local, 14 horas en Euskadi-. Al parecer se podrá seguir por internet en la página www.vaztv.ru.
En el desayuno Anna Punko, la jugadora rusa que sigue recuperándose de su lesión de tobillo muestra sus planes: al menos una horita de paseo. Se unen a la idea, Esther la preparadora de porteras y Antonio, el fisioterapeuta al que le espera bastante trabajo después.
La agradable temperatura del hotel no hace presagiar el frío en el exterior. Bien pertrechados de ropa, gorro, guantes… salimos a caminar. Estamos rodeados de nieve pero en las calles se han abierto senderos transitables por una capa de hielo mezclada de arenilla. En principio no hay dificultades, el frío es asumible aunque según transcurren los minutos se hace evidente en las extremidades.
Las primeras estampas de Togliatti son curiosas: edificios típicos rusos, calles cuadriculadas, un coche de policía tirando de un Lada, marca de la mayoría de los coches aunque también se ven BMW y Toyotas. Evidenciamos que la gente está acostumbrada a caminar sobre la capa de hielo, observamos los neumáticos de invierno en los coches y la facilidad de su manejo.
Nos percatamos de la temperatura: -16º en un marcador digital. Pasamos por delante de unos puestos con libros y vídeos a la intemperie. Alcanzamos una bonita iglesia ortodoxa, en el puente adjunto nos sorprenden una serie de candados. Anna nos explica que es una tradición de los novios y sonríe al apuntar que al divorciarse o separarse no pueden retirar el candado al haber perdido la llave.
Tras media hora de paseo entramos en un centro comercial. El contraste de temperatura es fuerte, de repente, sobre prácticamente tres cuartos de indumentaria. Las imágenes son más familiares. Tras hacer las primeras compras, regresamos al hotel puesto que Antonio tiene bastante trabajo atendiendo a Melinda, Libe, Bea y Eli. A las 13,30 horas está previsto comer. Anna, por su parte, aprovecha que está en su país para aprovisionarse de género de su gusto.